Reconfiguración política en Oriente Medio: de Siria a Líbano

Oriente Medio se transforma: ¿Cómo afecta la caída de Assad al equilibrio regional? ¿Cómo está aprovechando la oposición el declive de Hezbolá en el Líbano?

Reconfiguración política en Oriente Medio: de Siria a Líbano

En este nuevo número de NotNews os traemos un especial sobre Oriente Medio, que vuelve a estar en el punto de mira no sólo por la situación en la Franja de Gaza o la creciente tensión entre Irán e Israel, sino también por las profundas reconfiguraciones políticas que están viviendo Siria y el Líbano. Estos cambios no solo reconfiguran el panorama regional, sino que también tienen implicaciones para las grandes potencias internacionales. Hoy os daremos algunos detalles para entender hacia dónde se está moviendo la región.

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Cómo impacta la caída de al-Assad fuera de Siria

La caída de Bashar al-Assad marca un punto de inflexión en la región. El colapso del régimen ha generado un nuevo escenario en el que el grupo yihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) ha asumido el control del gobierno interino. HTS, conocido por sus raíces en al-Qaeda, se proyecta como una organización con aspiraciones de gobierno, administrando grandes partes del noroeste de Siria. Su líder, Ahmed al-Sharaa, cuyo nombre de guerra es Abu Mohammad al-Juliani, busca legitimidad tanto interna como internacional. Este cambio no solo afecta a Siria, sino que también reconfigura el panorama regional, especialmente en términos de alianzas y conflictos interestatales.

Desde VisualPolitik ya os han podido adelantar un primer análisis sobre los grandes ganadores y perdedores de esta nueva situación: 

En este nuevo número de NotNews queremos daros algunas claves extras. 

Turquía: Un alivio temporal y nuevas incertidumbres

Hace un año os hablábamos de la vuelto de al-Assad a la arena internacional y hoy lo hacemos de lo que parece su caída definitiva:

Erdoğan ante la vuelta de Siria a la arena internacional
Siria rompe su aislamiento: ¿cómo el retorno de Assad impacta a Erdoğan en refugiados, kurdos e Irán?

Durante años, Recep Tayyip Erdoğan ha tratado de debilitar a al-Assad, limitar la influencia iraní y reducir el poder de los kurdos, presentes entre el sur de Turquía y el norte de Siria. El reciente giro de los acontecimientos parece haber eliminado el primer problema de la ecuación. En cuanto al segundo, históricamente, HTS ha mostrado hostilidad hacia los kurdos sirios. Sin embargo, como parte de la estrategia de blanqueamiento emprendida por HTS, así como con el objeto de intentar evitar enfrentamientos directos mientras consolida su poder, en declaraciones recientes, su líder Abu Mohammad al-Golani, se ha mostrado conciliador, describiendo a los kurdos como “parte de la patria y socios en el futuro de Siria”. Esta postura podría complicar la estrategia turca de contrarrestar las aspiraciones kurdas en el norte de Siria. Persisten interrogantes sobre sus intenciones a largo plazo.  

Ankara espera que la salida de al-Assad traiga la estabilidad a Siria que permita la vuelta de los refugiados que viven en el país, más de 3 millones en total, y que suponen una presión social y política significativa. En los últimos meses, han regresado más de 52.000 refugiados sirios solo desde Turquía, según ACNUR. Sin embargo, un vacío de poder o un período de inestabilidad prolongado podría no solo detener estos retornos, sino generar nuevas olas migratorias hacia Turquía.

HTS y Turquía no son aliados naturales. Su relación se ha basado en lo que algunos analistas han denominado: ‘cooperación encubierta con elementos pragmáticos’. En la práctica se ha basado en la tolerancia de HTS por parte de Ankara en Idlib, operaciones conjuntas contra enemigos comunes y esfuerzos de Ankara para marginar a los elementos más radicales de HTS y fortalecer a los más moderados. De esta forma, Ankara ha terminado por emprender una auténtica campaña internacional de blanqueamiento de HTS, instando a la comunidad internacional a retirar las sanciones contra Siria y a HTS de la lista de organizaciones terroristas. En diciembre, el ministro de Exteriores turco se convirtió en el primer alto funcionario extranjero en reunirse con al-Golani tras su ascenso al poder, en un movimiento que muchos interpretaron como parte de una estrategia de legitimación internacional.

(...) ahora nos encontramos en una situación única en la que la legalidad y la practicidad se contradicen entre sí, porque en la práctica, hemos visto que el HTS durante los últimos diez años no ha involucrado ninguna actividad terrorista. Y esto ha sido bastante bien documentado no solo por nosotros, sino también por las agencias de inteligencia occidentales. (Hakan Fidan, ministro de Exteriores de Turquía)

Imagen: República de Turquía. Ministerio de Exteriores 

Sin embargo, esta relación no está exenta de riesgos. Si HTS consolida su control y tiene éxito su estrategia en el Golfo, podría dejar de necesitar a Ankara, afectando la capacidad de Turquía para influir en el noroeste de Siria y mantener sus enclaves allí. El futuro de estas áreas dependerá de varios factores: la postura del nuevo gobierno sirio, la capacidad de Turquía para negociar su influencia y la disposición de las fuerzas internacionales en el terreno para aceptar o rechazar esta configuración.

Por último, está en juego la posición militar de Turquía en el norte de Siria, donde Ankara ha mantenido enclaves estratégicos desde 2016. 

Otro golpe para Irán y un respiro para los países del Golfo

Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Jordania, Iraq y Qatar han reaccionado con cautela y pragmatismo ante el colapso del régimen de Bashar al-Assad y la llegada de un gobierno interino liderado por Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Estos países han hecho llamados al alto al fuego y a la apertura de negociaciones políticas, reflejando una clara voluntad de evitar un vacío de poder prolongado que pueda derivar en caos o que sea aprovechado por Irán para aumentar su influencia.

Imagen: Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados de Siria

La pérdida de Siria como aliado estratégico profundiza las fisuras en la red de aliados iraníes, afectando especialmente al Líbano. Hezbolá, debilitado tanto por las operaciones de Israel como por la pérdida del apoyo logístico que Irán le proporcionaba a través de Siria, enfrenta mayores dificultades para rearmarse y reorganizarse. Sin esta ruta clave de suministro, su capacidad operativa podría reducirse significativamente, lo que limitaría su influencia tanto en Líbano como en la región.

En Irak, la disminución de la presión iraní también ha generado cambios. El gobierno iraquí ha relajado su insistencia en la retirada de las tropas estadounidenses, lo que refleja una menguante influencia de Teherán en un país donde tradicionalmente ha mantenido un control significativo a través de milicias aliadas.

El nuevo panorama regional sugiere una transición hacia una realidad más multipolar, con un bloque pro-occidental reforzado y actores como Turquía y los Estados del Golfo buscando consolidar su influencia.

Israel en alerta máxima

Israel ve en la reconfiguración siria más riesgos que oportunidades. Desde el inicio de la ofensiva rebelde, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han adoptado medidas preventivas, incluyendo el control de una zona de contención de 400 km² en Siria y ataques aéreos selectivos contra instalaciones de uso militar para evitar que caigan en manos de grupos extremistas.  

Imagen: LiveuaMap

El líder de HTS, en un intento de proyectar moderación, ha afirmado que su gobierno no busca conflictos con Israel ni permitirá que Siria se use como plataforma para lanzar ataques. También ha declarado que tras la "liberación de Damasco" Israel debería salir del país. Sin embargo, la posibilidad de que un grupo con raíces en al-Qaeda gobierne Siria sigue siendo una preocupación para Israel.

Una nueva pesadilla para los kurdos 

El nuevo escenario político sirio plantea un nuevo escenario de incertidumbre para los kurdos, en particular para las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por las YPG. Aunque HTS ha adoptado un discurso conciliador, calificándolos como “parte de la patria y socios en el futuro de Siria”, Ankara sigue presionando para que HTS adopte una postura más contundente contra los kurdos.

El gobierno interino ha propuesto integrar a las FDS en su Ministerio de Defensa, como ya ha hecho con diversas de las facciones armadas existentes en el país. Sin embargo, los kurdos exigen mantener autonomía operativa y administrativa en las regiones bajo su control. Este territorio incluye recursos estratégicos como petróleo y trigo, lo que añade complejidad a las negociaciones.

Estados Unidos, aunque ha mostrado señales de retirada, sigue siendo un actor clave. Washington aún mantiene una presencia militar limitada en el noreste de Siria y ha sido un aliado crucial para las SDF. También está participando en negociaciones con Turquía, el gobierno interino sirio y las SDF, aunque por el momento no han trascendido grandes avances. La capacidad de los kurdos para conseguir algunas de sus demandas dependerá, en parte, del rol que quiera desempeñar Estados Unidos con la nueva administración Trump al frente. 

Imagen: Cuenta de Donald Trump en X

Algunos analistas sugieren que EE. UU. debería aprovechar la coyuntura para limitar la influencia de Rusia e Irán en Siria, si HTS no lo hace antes, y mediar la paz entre Israel y Siria. Para ello consideran que un buen primer paso sería sacar a HTS del listado de organizaciones terroristas extranjeras. ¿Qué opináis vosotros?

La debilidad rusa

Desde su intervención militar en 2015, la influencia rusa en Siria ha dependido de su asociación con Irán, su red de actores no estatales, y un delicado equilibrio diplomático con Turquía, Israel y el Consejo de Cooperación del Golfo. Sin embargo, la caída de al-Assad en Siria expone vulnerabilidades críticas en la estrategia rusa, particularmente en relación con sus activos estratégicos en el país: la base naval en Tartus —clave para su acceso al Mediterráneo— y la base aérea de Khmeimim —que le permite proyectar poder en la región—. El colapso del régimen tomó a Moscú con una limitada capacidad de reacción, poniendo en jaque su influencia regional.

Los eventos recientes en el puerto de Tartus reflejan la complejidad de la posición rusa en Siria. Aunque inicialmente HTS dificultó el acceso de barcos rusos al puerto, movimientos como el ingreso del carguero Sparta II el 21 de enero de 2025 sugieren que Moscú podría haber alcanzado un acuerdo con la milicia para retirar equipos militares y reducir su presencia en el país.

Paralelamente, el gobierno interino habría tomado medidas para limitar la influencia económica de Moscú. Según las declaraciones recientes del director de aduanas de Tartus, Riyad Joudi, el acuerdo con la empresa rusa que gestionaba el puerto de Tartus fue cancelado, de forma que los ingresos generados por el puerto serán gestionados exclusivamente por el Estado sirio. Asimismo, se ha anunciado la reintegración de trabajadores sirios a sus puestos y la implementación de planes para modernizar la infraestructura portuaria. Estas acciones refuerzan la idea de que HTS busca consolidar el control sirio sobre este activo estratégico y la erosión de la capacidad rusa de proyectar influencia más allá de su esfera directa.

¿Quiénes son Hay'at Tahrir al-Sham (HTS)?

Es un grupo insurgente islamista suní, compuesto por entre 15.000 y 30.000 combatientes, según las estimaciones, musulmanes suníes. Su líder es Abu Mohammad al-Jolani, cuyo nombre real es Ahmed Hussein al-Sharaa.

En la actualidad, HTS es la principal milicia rebelde en Siria. En noviembre de 2024, lideró una ofensiva para capturar varias ciudades clave controladas por el régimen de Bashar al-Assad y ahora encabeza un gobierno interino en las áreas que domina.

El grupo tiene sus raíces en Jabhat al-Nusra, la filial siria de al-Qaeda, formada durante la guerra civil siria para combatir al gobierno de Assad. Aunque anunció su ruptura con al-Qaeda en 2016, esta desvinculación es percibida por muchos como una estrategia política más que como un cambio ideológico profundo.

Aunque HTS fue designado como organización terrorista por Estados Unidos en 2018, su predecesor, Jabhat al-Nusra, había sido incluido en las listas de organizaciones terroristas de varios países algunos años antes.

HTS ha administrado extensas áreas de la provincia de Idlib, al noroeste de Siria, especialmente aunque no exclusivamente, a través del Gobierno de Salvación Sirio. En estas zonas, ha recaudado impuestos y tasas locales para financiar sus operaciones (esencialmente el conocido como zakat agrícola), mientras eliminaba a rivales como Hurras al-Din (una escisión de HTS) o Fathbito, ambos afiliados a al-Qaeda, para consolidar su control.

En los últimos años, el grupo ha iniciado una campaña para legitimarse como un actor político local y distanciarse del yihadismo global. Abu Mohammad al-Jolani incluso ha participado en entrevistas con medios internacionales para proyectar una imagen más moderada, aunque su designación como grupo terrorista y su historial de violaciones de derechos humanos complican estos esfuerzos.

Un peligro y una oportunidad

Más allá de las dinámicas de poder entre actores locales y regionales, persiste el riesgo de que Siria se convierta en un espacio fragmentado, dividido en zonas de influencia disputadas por múltiples facciones y potencias extranjeras. Esta nueva configuración podría dar lugar a “espacios desgobernados” que tienden a ser aprovechados por organizaciones extremistas, en este caso por el islamismo radical, para operar y expandirse, amenazando la seguridad nacional y global.  

Sin embargo, también existe una oportunidad: si el gobierno interino liderado por HTS logra estabilizar las áreas bajo su control y establecer acuerdos con actores regionales e internacionales, Siria podría evitar un destino caótico y aspirar a un mayor grado de estabilidad. Este equilibrio dependerá en gran medida de la capacidad de HTS para proyectar una imagen de moderación y de los esfuerzos de la comunidad internacional por influir en su comportamiento.

Otra oportunidad para seguir debilitando a Hezbolá en el Líbano

La salida del bloqueo político que durante dos años paralizó al Líbano ha configurado un escenario en el que Hezbolá podría continuar perdiendo influencia. Los principales partidos libaneses han aprovechado la debilitada posición del grupo chiíta, afectado tanto por su desgaste militar —producto de una prolongada guerra con Israel— como por la pérdida de Siria como principal corredor de armas desde Irán, para reconfigurar el liderazgo político del país. Este nuevo escenario pone de manifiesto la disminución de la legitimidad política de Hezbolá.

Joseph Aoun, quien ha liderado las Fuerzas Armadas Libanesas desde 2017, asumió la presidencia con una agenda centrada en restablecer el monopolio estatal del uso de la fuerza e implementar reformas económicas y políticas. En su discurso inaugural, enfatizó la necesidad de que el Estado controle exclusivamente las armas, una referencia clara a la influencia armada de Hezbolá: 

My commitment is to carry out my duties as the supreme commander of the armed forces and as the chairman of the Higher Defense Council, working to ensure the state's right to hold a monopoly on weapons, and to invest in the army to monitor the borders, maintain their security in the south, define the boundaries in the east, north and at sea, prevent smuggling, fight terrorism and preserve the unity of the Lebanese territory. (Joseph Aoun, presidente del Líbano)

En paralelo, el 13 de enero de 2025, el presidente Aoun designó a Nawaf Salam, un musulmán suní y ex presidente de la Corte Internacional de Justicia, como primer ministro encargado de formar un nuevo gobierno. Salam es reconocido por su postura reformista e independencia política. Entre sus prioridades está avanzar en la investigación sobre la explosión en el puerto de Beirut, un caso que Hezbolá y sus aliados han intentado bloquear repetidamente. Este movimiento no solo subraya la intención de Salam de garantizar la rendición de cuentas, sino que también podría ser interpretado como una señal del declive de la capacidad de Hezbolá para obstruir procesos políticos y legales.

Imagen: Reuters

Los cambios políticos en el Líbano han sido bien recibidos tanto por la comunidad internacional como por los actores regionales apoyados por Occidente. En particular, los países del Golfo, que habían mantenido una actitud de distanciamiento hacia el Líbano debido a la influencia iraní a través de Hezbolá, han comenzado a cambiar de postura. El príncipe saudí Alwaleed bin Talal anunció que su compañía prevé reconstruir y reabrir el hotel Four Seasons de Beirut a finales de año. Además, calificó los recientes acontecimientos como el comienzo de “una nueva era para el Líbano” y ha anunciado una visita al país en los próximos días.

Este apoyo es un incentivo clave para que los nuevos mandatarios libaneses continúen aminorando la influencia de Hezbolá en el país. De momento, todo apunta a que Hezbolá y el Movimiento Amal desempeñarán algún papel en el próximo gobierno. Sin embargo, al no haberse definido aún las carteras ministeriales, esta es una oportunidad para que los nuevos líderes libaneses ofrezcan alternativas políticas viables para la comunidad chiita fuera de la esfera de influencia de la milicia.

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