En esta entrevista, Jordi Cañas subraya el valor estratégico del acuerdo UE-Mercosur y se muestra optimista sobre su futura ratificación en la Unión Europea, pese a los obstáculos políticos que enfrenta.
El acuerdo UE-Mercosur avanza tras 25 años, redefiniendo el comercio regional. Mientras, China expande su influencia en América Latina con inversiones estratégicas, desafiando el dominio económico de EE.UU.
Latinoamérica en el tablero global: Mercosur-UE y China vs. EE.UU.
El acuerdo UE-Mercosur avanza tras 25 años, redefiniendo el comercio regional. Mientras, China expande su influencia en América Latina con inversiones estratégicas, desafiando el dominio económico de EE.UU.
Hemos dejado atrás 2024, un año en el que América Latina, una región convulsa y marcada por la incertidumbre, ha sido nuevamente testigo de las maniobras de Nicolás Maduro para aferrarse al poder en Venezuela, del progresivo enfrentamiento entre Luis Arce y Evo Morales en Bolivia, y de cómo Javier Milei sacudió los cimientos políticos de Argentina con su enfoque provocador y disruptivo.
En el ámbito internacional, la región ha presenciado el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y ha sido escenario del cierre del histórico acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea, mientras la rivalidad entre China y Estados Unidos por la hegemonía en el continente se intensifica. Estos acontecimientos no solo moldean el futuro de América Latina, sino que redefinen su papel en el tablero global.
UE y Mercosur: un acuerdo más cerca que nunca
Han pasado 25 años desde que en una reunión con los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea y el Mercosur (formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay —y ahora también Bolivia) en Río de Janeiro se empezase a conversar acerca de la posibilidad de alcanzar un acuerdo de cooperación entre ambos bloques.
En 2019 se llegó a un preacuerdo, pero la política nacional de algunos países europeos y de algunos miembros del Mercosur, así como la llegada del coronavirus, lo dejaron en stand by.
Aunque era uno de los objetivos de Pedro Sánchez para la presidencia española del Consejo de la UE en el segundo semestre de 2023, no se logró avanzar significativamente. Sin embargo, el pasado 6 de diciembre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajó a Montevideo (Uruguay) para anunciar un acuerdo final.
Este pacto no se limita al comercio libre de aranceles, sino que incluye una asociación política y de cooperación que afecta a más de 744 millones de consumidores a ambos lados del Atlántico.
Este acuerdo se da en un contexto global caracterizado por crecientes tensiones comerciales y una presión cada vez mayor por parte de los países occidentales para integrar las preocupaciones climáticas en las relaciones internacionales. Factores como el miedo europeo a la política comercial de la próxima administración Trump, marcada por la amenaza de imponer aranceles, o la voluntad de frenar la creciente influencia de China en América Latina han sido algunos de los factores clave que han impulsado el acuerdo.
Los detalles del acuerdo
El acuerdo final mantiene la estructura fundamental del preacuerdo de 2019, que incluye la creación de una amplia zona de libre comercio formada por más de 700 millones de consumidores, con un PIB combinado de más de 22 billones de dólares. Sin embargo, se han introducido modificaciones y adiciones en varios aspectos:
1. Refuerzo de los compromisos ambientales. Incorpora el cumplimiento del Acuerdo de París como un elemento esencial, permitiendo incluso la suspensión del pacto si alguna de las partes abandona el Acuerdo de París o actúa de manera que lo socave. Además, incluye compromisos legalmente vinculantes para detener la deforestación antes de 2030. También refuerza la cooperación para implementar la regulación europea contra la deforestación, priorizando la sostenibilidad en las cadenas de suministro, el comercio de productos sostenibles y la conservación de la biodiversidad.
2. Ajustes en la reducción arancelaria. Aunque se mantiene la eliminación de aranceles en más del 90% de los intercambios comerciales, se han ajustado plazos y condiciones para sectores sensibles. En el sector automotriz, los aranceles se eliminarán en 15 años para vehículos de combustión interna, con una reducción más rápida para vehículos eléctricos. Además, se han establecido cuotas específicas para productos como carne, azúcar y biodiésel, otorgando ciertas flexibilidades a países con necesidades específicas, como Paraguay.
3. Fortalecimiento de las normas sanitarias y fitosanitarias. Se han reforzado las medidas para garantizar que los productos importados cumplan con los estrictos estándares de seguridad alimentaria de la UE. También se introdujeron mecanismos de cooperación técnica y asistencia para apoyar a los países del Mercosur en la implementación de estas normas, facilitando el comercio mientras se asegura la salud pública.
4. Ampliación de las indicaciones geográficas protegidas. El acuerdo amplía significativamente las indicaciones geográficas protegidas a más de 350 productos, garantizando la protección de productos emblemáticos como vinos, quesos y licores europeos, así como carnes y bebidas sudamericanas. Los productos protegidos se venden a precios significativamente más altos, hasta tres veces el de los productos no protegidos.
5. Acceso a licitaciones públicas. Por primera vez, los países del Mercosur permitirán un acceso estructurado y regulado a sus mercados de licitaciones públicas, aunque con exclusiones específicas en sectores como la salud. La inclusión del nivel subnacional en Brasil es una mejora notable respecto al acuerdo de 2019.
Además, una cláusula de revisión permite renegociar elementos específicos tres años después de la entrada en vigor del acuerdo.
Los aspectos positivos y negativos de la alianza para el Mercosur
Este acuerdo representa un avance en las relaciones económicas entre dos grandes bloques, que alcanzaron en 2023 un valor aproximado de 109,5 billones de euros.
1. Mercosur como proveedor clave de materias primas. Este acuerdo permite que la UE diversifique sus cadenas de suministro y consolide su acceso a recursos críticos, esenciales para su transición energética y la seguridad económica.
Brasil y Argentina, como principales actores en la producción y procesamiento de materias primas, desempeñan un papel esencial en la cadena de suministro de la UE.
El primero es un proveedor clave de niobio, controlando el 90% de la capacidad de procesamiento global, indispensable para aceros avanzados y tecnologías como imanes superconductores. También suministra bauxita, aluminio, grafito natural y silicio metálico, esenciales para sectores como automoción, aeroespacial y energías renovables.
Mientras que, por ejemplo, Argentina lidera en el procesamiento de litio, representando el 11% de la producción mundial y el 6% de las importaciones europeas. Este es un recurso crucial para baterías de vehículos eléctricos y almacenamiento energético.
2. Entrada de productos agrícolas del Mercosur. Los países del Mercosur, por su parte, ganan acceso preferencial a un mercado de alta demanda, promoviendo su crecimiento exportador, no solo en materias primas, sino también en otros productos clave para la región. La posibilidad de exportar productos agrícolas como carne, azúcar, arroz y miel a Europa en cuotas ampliadas es una oportunidad importante, considerando que en 2023 ya exportaron productos agroalimentarios por un valor de 24.000 millones de dólares.
Mercosur también se beneficiará de menores costes para bienes de capital y tecnología avanzada procedentes de la UE, estimulando la productividad y atrayendo inversión extranjera.
Además de los beneficios económicos, el acuerdo refuerza la seguridad y la previsibilidad de las cadenas de suministro al diversificar los orígenes de las materias primas y evitar prácticas que podrían poner en riesgo el suministro, como los monopolios de exportación y la imposición de licencias de importación automáticas. No se establecen precios mínimos ni se imponen impuestos a la exportación, salvo algunas excepciones limitadas en Brasil, garantizando que los compradores europeos reciban condiciones preferenciales.
3. Requisitos medioambientales y proteccionismo. Los compromisos con la sostenibilidad son elevados y la implementación efectiva de medidas contra la deforestación y el cumplimiento de estándares ambientales depende de una supervisión robusta, dificultando y añadiendo costes a la adecuación de los productos del Mercosur. Además, la introducción de salvaguardias y el establecimiento de bienes protegidos por ambas partes, reduce la competencia en esos sectores.
Los obstáculos y desafíos en su ratificación
Haber alcanzado un acuerdo no implica automáticamente su puesta en marcha. Para ello debe ser ratificado. Este proceso, que en el Mercosur es relativamente sencillo porque solo requiere que los parlamentos nacionales de los Estados miembros lo ratifiquen, se complican en la Unión Europea.
1. El proceso de ratificación. Para que el acuerdo sea ratificado por la UE, debe aprobarse por mayoría cualificada en el Consejo de la UE. Esto implica el apoyo del 55% de Estados miembros (el equivalente a 15) o de un número de Estados miembros que representen el 65% de la población de la UE. Y el Parlamento Europeo también debe aprobarlo, pero en este caso por mayoría simple.
Un Dictamen del Tribunal de Justicia de la UE de 2017 determinó que ciertos aspectos de los acuerdos comerciales eran de competencia compartida entre la UE y sus Estados miembro, mientras que otros, aquellos puramente comerciales, son competencia exclusiva de la UE. Esta distinción ha llevado a tener que dividir el acuerdo en dos partes, la parte comercial y el acuerdo de asociación.
De esta forma, mientras que el acuerdo comercial solo debe ser votado por el Consejo y el Parlamento, el acuerdo de asociación también requiere la ratificación de los parlamentos regionales de cada uno de los Estados miembros, lo cual facilita mucho los bloqueos.
2. Los actores que se oponen al acuerdo. En Europa, la oposición al acuerdo proviene principalmente de Francia, Austria y Polonia. Estos países citan preocupaciones sobre la competencia desleal que los productos agrícolas del Mercosur podrían representar para los agricultores locales. Además, critican el posible incumplimiento de estándares ambientales, de calidad o sanitarios por parte de los productores sudamericanos. Sin embargo, no alcanzan el porcentaje suficiente como para constituir una minoría de bloqueo (un mínimo de cuatro Estados que representen el 35% o más de la población de la UE). Es por ello que están haciendo causa común para convencer a otros como Italia, que tendrían una posición aparentemente más ambigua.
Será difícil convencer a los mandatarios francés y polaco, en el primer caso por la debilidad por la que atraviesa Emmanuel Macron y su partido en Francia, y en el segundo porque se trata de una cuestión que genera consenso tanto en el gobierno como en la oposición liderada por el PiS.
También existe oposición dentro del Parlamento Europeo, con divisiones en algunos grupos políticos importantes. Sin embargo, quienes han mostrado una oposición más contundente son Los Verdes/ALE, La Izquierda, la derecha identitaria de Identidad y Democracia y algunos grupos conservadores de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) y Patriotas.
Con matices entre ellos pero coinciden en su preocupación por la supuesta desprotección en la que el acuerdo deja a los pequeños agricultores europeos frente a la competencia desleal y el beneficio desproporcionado que obtienen los grandes exportadores.
¿Cuáles son las posibilidades reales de que el acuerdo no salga adelante? En el caso del acuerdo comercial, las posibilidades de que no se apruebe son bajas. Este solo necesita la aprobación del Consejo de la UE y del Parlamento Europeo, sin requerir ratificación por parte de los parlamentos nacionales. Además, es poco probable que Macron logre formar la minoría de bloqueo necesaria en el Consejo. La agilización del proceso por parte de la nueva Comisión Europea indica que cuentan con los apoyos necesarios para su aprobación.
Por otro lado, el acuerdo de asociación presenta una situación más incierta. Su aprobación depende de las dinámicas internas de cada Estado miembro, ya que requiere ratificación por parte de los parlamentos nacionales. Aunque los argumentos más controvertidos, como las cuestiones ambientales, están contenidos en el acuerdo comercial, algunos países podrían usar la ratificación del acuerdo de asociación como un espacio para reflejar su oposición general al pacto o presionar por condiciones adicionales. Esto introduce un nivel de incertidumbre que podría retrasar o incluso bloquear esta parte del acuerdo.
La presidencia pro tempore de Javier Milei
La designación de Javier Milei como presidente pro tempore del Mercosur supone un cambio significativo en la dinámica política y económica del bloque sudamericano. En su nuevo rol, Milei ha expresado su intención de superar una etapa marcada, según él, por la gestión burocrática de acuerdos, un exceso de regulaciones y obstáculos que limitan el comercio tanto dentro del bloque como con otras regiones.
En nuestra presidencia pro tempore buscaremos dejar atrás una etapa caracterizada por la mera administración de acuerdos, el exceso de regulaciones y la dificultad para implementar normas que frenan el comercio intrabloque y con el resto del mundo. (Javier Milei, presidente de la República Argentina)
Entre sus prioridades, Milei busca reformar el arancel externo común, al que considera demasiado elevado, con el objetivo de eliminar barreras comerciales, fomentar el intercambio internacional y mejorar la competitividad económica del Mercosur. No obstante, esta propuesta podría generar fricciones internas, ya que una mayor apertura económica podría poner en riesgo industrias protegidas, especialmente en sectores estratégicos de Brasil y Argentina.
Asimismo, ha planteado la necesidad de implementar un modelo más flexible que permita a los países miembros negociar acuerdos comerciales de manera autónoma según sus intereses específicos. Esta idea podría impulsar la competitividad global del Mercosur al facilitar vínculos con economías más diversificadas y desarrolladas. Sin embargo, también representa un desafío para la cohesión del bloque, particularmente frente a las posiciones más proteccionistas defendidas por otros actores clave, como Brasil.
Ampliación de la cooperación regional
Además del acuerdo alcanzado con la Unión Europea, el Mercosur ha ampliado en los últimos años su integración regional al otorgar el estatus de Estado Asociado a varios países. Este estatus, aunque no implica la membresía plena, permite a los Estados participar en reuniones de los órganos del bloque sobre temas de interés común, acceder a determinados beneficios comerciales y formalizar Acuerdos de Complementación Económica.
El más reciente en obtener esta categoría es Panamá, que ahora se suma a otros Estados Asociados como Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Guyana y Surinam. Mientras que El Salvador y República Dominicana están considerándolo.
Así es como China gana terreno en América Latina
La creciente influencia de China en Iberoamérica plantea una cuestión estratégica crucial para los valores democráticos liberales y el orden económico global. Mientras Estados Unidos ha sido históricamente el principal socio de la región, el avance chino, impulsado por grandes inversiones en infraestructura, tecnología y recursos estratégicos, ha comenzado a reconfigurar el panorama regional.
Esta expansión, aunque atractiva en términos de desarrollo económico, plantea riesgos. El modelo chino promueve acuerdos opacos, dependencia económica y proyectos de infraestructura que consolidan su control en sectores clave, erosionando principios de transparencia y soberanía. Para inversores y estrategas, entender cómo estas dinámicas afectan a las economías locales y a los valores liberales es esencial para anticipar el impacto en los mercados y en la estabilidad regional.
En comercio exterior, hace tiempo que China desplazó a Estados Unidos como principal socio en Brasil. En 2023, el comercio con China representó el 27% de todo el comercio de Brasil, frente al 13% de Estados Unidos. En cambio, Estados Unidos es el principal socio comercial de países como México.
En inversión extranjera directa (IED), China ha destinado 38.800 millones de dólares a Perú entre 2001 y 2023, concentrados en minería y energía, mientras en Chile se consolida en proyectos de cobre y litio, donde absorbió más del 40% de las exportaciones chilenas de cobre en 2023. EE.UU., por su parte, lidera en tecnología y finanzas en México y Colombia, con compromisos para 2025 de más de 20.000 millones de dólares en proyectos energéticos, turísticos y en infraestructura en México y una IED creciente en Colombia, de 8.438 millones de dólares en 2023.
Los proyectos de infraestructura financiados por China, como el puerto de Chancay en Perú, contrastan con el enfoque estadounidense en energía "limpia", como inversiones en energía eólica en Colombia. En recursos energéticos, China ha otorgado préstamos vinculados al petróleo por 62.146 millones de dólares a Venezuela entre 2007 y 2016, asegurando un flujo constante de recursos. México, por su parte, depende del gas natural de EE.UU., con importaciones récord de 6.800 millones de pies cúbicos diarios en 2023.
China ha otorgado más de 136.000 millones de dólares en préstamos a la región desde 2005, destacando Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador. EE.UU. prioriza asistencia técnica y desarrollo sostenible, como la iniciativa "Build Back Better World" en infraestructura sostenible. En seguridad, EE.UU. mantiene acuerdos clave como el Plan Colombia, con más de 12.000 millones de dólares en asistencia desde 2000, mientras que China vende equipos militares a países como Venezuela y Bolivia.
En el ámbito cultural, más de 50 Institutos Confucio operan en Iberoamérica, promoviendo la enseñanza del mandarín. Por otro lado, programas como Fulbright de EE.UU. han otorgado más de 3.000 becas en la región, fomentando el intercambio educativo. China también utiliza medios de comunicación locales para reforzar su narrativa, como los acuerdos entre Hunan Broadcasting System y Multimedios en México, mientras colabora con Rusia en estrategias de información que cuestionan los valores democráticos.
En tecnología, Huawei lidera el despliegue de redes 5G en Brasil y Argentina, mientras EE.UU. invierte en México y Chile. En servicios financieros, el ICBC de China opera ampliamente en Argentina y Brasil, mientras Citigroup y Mastercard lideran en inclusión financiera y banca corporativa en la región. A nivel multilateral, China incrementa su influencia a través del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, mientras EE.UU. conserva su posición dominante en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Esta dualidad refleja las estrategias de ambas potencias para consolidar su presencia en la región. Esto puede ser una oportunidad económica, pero también un desafío político, al verse presionada a elegir entre dos modelos de desarrollo con implicaciones directas para su soberanía y estabilidad a largo plazo.
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