La economía de guerra israelí y el rol de Putin en Oriente Medio

La economía de guerra israelí y el rol de Putin en Oriente Medio

Oriente Medio sigue siendo un polvorín. Con una incursión activa en el sur del Líbano e Israel enfrentando conflictos en dos frentes simultáneos, además de un segundo ataque directo desde Irán, el país no solo está desafiando su capacidad militar, sino también poniendo a prueba su resistencia económica. 

En este número, analizamos:

  • Cómo el prolongado esfuerzo bélico está afectando a la economía israelí, 
  • Los entresijos de la creciente cooperación entre Irán y Moscú y los intentos del último por equilibrar sus intereses en la región. 

El precio de la guerra prolongada para Israel

Mantener un conflicto armado prolongado tiene repercusiones que van mucho más allá del campo de batalla. En el caso de Israel, las hostilidades con Hamas en Gaza y la escalada de tensiones con Hezbolá en el norte han tenido consecuencias significativas en su economía. La guerra ha aumentado el gasto público, ha generado una escasez de mano de obra que está entorpeciendo el crecimiento económico, está presionando algunos precios al alza y erosionando la confianza de los inversores.

Los inversores internacionales confían menos

Uno de los signos más evidentes de esta desconfianza es la rebaja en la calificación crediticia de Israel. Las tres principales agencias calificadoras de crédito —Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s— han reducido la calificación soberana del país en los últimos meses. Estas rebajas reflejan preocupaciones sobre el impacto económico del conflicto en Gaza, y ahora también en el Líbano, el aumento de la deuda pública y los crecientes costes de financiamiento. 

Imagen: Bloomberg

Mientras que Fitch y Moody’s proyectan un déficit público superior al 7% del PIB para 2024, S&P prevé que este podría alcanzar el 9%, impulsado por el aumento del gasto en defensa. Al fin y al cabo, mantener las defensas aéreas israelíes (el famoso Iron Dome), movilizar a sus tropas y llevar a cabo las intensas campañas de bombardeos no es barato. Algunas estimaciones han señalado que sólo interceptar un misil con el sistema Iron Dome tiene un coste de entre 40.000 y 100.000 dólares.

Para costear todo esto, el gobierno israelí ha tenido que aumentar el presupuesto para este año en varias ocasiones. La última vez el mes pasado. De forma que, de los 514.000 millones de shekels que se presupuestaron inicialmente, el presupuesto público para este año ha crecido un 41,4% hasta 727.400 millones (el equivalente a 194 millones de dólares estadounidenses). 

El ministro de finanzas se ha referido al esfuerzo bélico que ha asumido el país en respuesta a los ataques del 7 de octubre de 2023 de Hamas como “la guerra más larga y cara de la historia del país”. En esfuerzo que el Banco de Israel calcula que podría crecer hasta los 250.000 millones de NIS en 2025. Sin embargo, esta previsión es previa al inicio aunque esta proyección es previa al inicio de la ofensiva terrestre contra Hezbolá en el sur del Líbano.

De momento, y según los últimos datos sobre ejecución presupuestaria publicados por el Ministerio de Finanzas israelí, sólo entre enero y agosto de este año el gobierno habría gastado un 31,8% más que durante el mismo período en 2023. Este aumento sería del 8% si no contáramos los gastos de la guerra. 

Imagen: Ministerio de Finanzas de Israel

A pesar de que en esa misma franja de tiempo también han aumentado los ingresos, estos no lo han hecho lo suficiente como para sufragar el creciente gasto público. Así, el déficit acumulado en los primeros ocho meses del año fue del 8,3% del PIB, uno de los más altos de la historia. Aunque se prevé que baje durante lo que queda de año, el ajuste tendrá que ser importante para alcanzar la previsión del 6,6%. Y eso no sólo depende de los recortes que se incluyan en el presupuesto israelí para 2025 sino también de lo que se alargue la guerra. 

En cuanto a la deuda pública, el Banco de Israel prevé que alcance el 67,5% del PIB en 2024 y el 68,5% en 2025. Mientras tanto, el coste de asegurarla alcanza niveles récord en el país: 

Tres trimestres seguidos de crecimiento negativo 

La rebaja en la calificación crediticia sólo ha sido una consecuencia de la evolución que, en el último año, han tenido diferentes indicadores económicos. El PIB es uno de ellos. 

La economía israelí se contrajo un 3,9% en el último trimestre de 2023 comparado con el mismo trimestre del año anterior, como consecuencia directa de los ataques de Hamas el 7 de octubre. La recesión ha continuado en 2024, con una caída adicional en el crecimiento interanual del 1,24% en el primer trimestre y del 1,35% en el segundo.

Uno de los aspectos que más ha golpeado la economía israelí es la escasez de mano de obra. Antes del 7 de octubre, unos 120.000 trabajadores palestinos contaban con permisos para cruzar a Israel para trabajar, principalmente en sectores como la construcción y la agricultura. Los palestinos representaban cerca del 30% de la fuerza laboral en la construcción, un sector que es vital para la economía israelí.

Desde el inicio de la guerra, este flujo se ha interrumpido, lo que ha causado estragos en sectores como la construcción, con hasta 60.000 empresas que se verían obligadas a cerrar y con un aumento del precio de la vivienda. A la escasez de trabajadores palestinos se suma la movilización de reservistas israelíes, agravando el problema de la falta de mano de obra, que aunque se sitúa por debajo de los niveles posteriores a la pandemia, ha aumentado considerablemente desde el inicio de la guerra en Gaza.

Gráfico: Central Bureau of Statistics, Gobierno de Israel

Esta situación ha obligado al gobierno a buscar alternativas. Israel ha firmado acuerdos con países como India y Sri Lanka para traer trabajadores extranjeros y ha aprobado cuotas adicionales para cubrir la demanda interna de mano de obra.

Hemos aprobado una decisión gubernamental que aumentará significativamente la cuota de trabajadores extranjeros y, al mismo tiempo, reducirá drásticamente la burocracia que implica traer trabajadores. Esta decisión es muy importante para las empresas, para nuestra economía y también para nuestra seguridad. Me gustaría agradecer al Ministro de Trabajo, al Ministro del Interior, al Ministro de Finanzas, al Ministro de Asuntos Exteriores, al Ministro de Economía, al Ministro de Justicia y también al Ministerio de Justicia, y, por supuesto, al Director General de la Oficina del Primer Ministro, por su arduo trabajo en esta importante decisión. (Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel)

No obstante, el país judío tiene una economía robusta capaz de resistir estos vaivenes:

  1. Israel dispone de un gran colchón de más de 220.000 millones de dólares en reservas de divisas extranjeras para mantener a flote su moneda.
  2. Un superávit en cuenta corriente de casi 5.000 millones de dólares.
  3. Una baja relación entre deuda y PIB del 62% en 2023. 
  4. Un mercado laboral muy saludable con una tasa de desempleo muy baja, inferior al 3%, que no ha dejado de caer en los últimos meses. 
  5. La inversión extranjera directa y las inversiones en bonos y acciones israelíes han resistido razonablemente bien en la primera mitad de 2024. 

Los malabares de Putin en Oriente Medio

Oriente Medio nunca ha sido el foco principal de la política exterior rusa. Desde la época soviética, el Kremlin ha priorizado su influencia en el espacio post-soviético, con un enfoque particular en Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central.

La intervención de Rusia en la guerra civil siria tenía un doble propósito: por un lado, asegurar la supervivencia de su aliado Bashar al-Assad y, por otro, mantener su presencia estratégica en el Mediterráneo, especialmente en la base naval de Tartús. Sin embargo, a pesar de este apoyo a Assad, Moscú ha intentado adoptar una postura de neutralidad pragmática en Oriente Medio, cultivando relaciones con varios actores, incluidos rivales de Assad, y aprovechando el vacío de poder dejado por el declive del involucramiento de Estados Unidos en la región.

No obstante, la creciente cooperación militar entre Rusia e Irán ha suscitado preguntas sobre si Irán ha pasado a ser más importante que Siria para Moscú en su estrategia regional. Aunque Teherán ha ganado relevancia para Rusia en términos militares, ¿ha supuesto esto un cambio radical en la postura de Rusia en la región?

La creciente cooperación militar entre Rusia e Irán

Rusia ha sido el principal exportador de armas iraní en los últimos años. Según el Stockholm International Peace Research Institute, Moscú pasó de suministrar el 37% de las importaciones de armas de gran envergadura de Irán entre 2009 y 2013 a ser su único proveedor.

En los últimos años, ante la presión de las sanciones occidentales y la creciente necesidad de abastecer a sus tropas en el frente ucraniano, es Rusia quien ha recurrido a Irán como uno de sus principales proveedores de tecnología militar.

Imagen: Dron Shahed 136, Wikimedia Commons

Una pieza importante de esta nueva relación es la entrega de drones iraníes Shahed, ampliamente utilizados por las fuerzas rusas en Ucrania. Este hecho fue reconocido por el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, aunque aclaró que estos drones fueron suministrados antes del inicio de la ofensiva rusa en Ucrania.

Además, Teherán también habría enviado instructores militares a Rusia para capacitar a las fuerzas rusas en el uso de esta tecnología, y estaría ayudando a Moscú a construir una planta de fabricación de drones en territorio ruso.

Como parte del intercambio, Rusia habría enviado aviones de entrenamiento de combate Yakovlev Yak-130 para entrenar a los pilotos iraníes en el manejo de aviones de combate de cuarta generación, como los Su-35 que Irán espera recibir de Rusia en un futuro cercano. Esta incorporación supondría un aumento significativo en la capacidad de Irán para llevar a cabo operaciones aéreas ofensivas, modernizando su anticuado inventario de aviones de fabricación estadounidense de la década de 1970.

Adicionalmente, funcionarios de ambos países han anunciado la posible firma de un acuerdo de "asociación estratégica" entre Irán y Rusia, que incluiría acuerdos de defensa más amplios y formalizaría aún más su cooperación militar. Se espera que dicho acuerdo pueda firmarse durante la reunión de los BRICS en Kazán (Rusia), programada para este mes. Sin embargo, hasta que se conozcan más detalles, no queda claro si se trata de un avance real.

Limitaciones de la alianza ruso-iraní

Imagen: Pezeshkian y Putin en Astana (Turkmenistán), Presidencia de Rusia

A pesar de la creciente cooperación militar entre ambos, su relación podría considerarse más un "matrimonio de conveniencia", una alianza pragmática basada en intereses compartidos puntuales, que en una confianza mutua o afinidad ideológica. 

Es cierto que ambos países han luchado del lado de Bashar al-Assad en Siria, aunque con objetivos distintos, y que ambos quieren contrarrestar la influencia de Estados Unidos. Pero, por otro lado, Rusia lucha activamente contra el islamismo radical dentro de sus fronteras y en regiones cercanas como el Cáucaso y Asia Central, mientras que Irán apoya a actores islámicos chiíes como Hezbolá y las milicias en Irak. 

Económicamente ambos depende en gran medida de la exportación de combustibles y materias primas, lo que no solo limita su capacidad de comerciar entre ellos, sino que también los coloca en competencia directa, especialmente en mercados como el de China o en el contrabando de petróleo para eludir las sanciones internacionales. Y ambos países están comprometidos en conflictos importantes, lo que les impide realizar suministros a gran escala de equipo militar moderno. 

Asimismo Irán ha mantenido una postura ambigua sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, mostrándose públicamente contrario a la guerra pero sin mostrar apoyo a ninguno de los contendientes. Aunque lo cierto es que en estos casos más que la postura pública lo que importa son las acciones que se toman y si Irán ha seguido proveyendo de armamento a Rusia, su posición queda muy clara.

 Regarding the war between Ukraine and Russia, I would like to emphasize once again the position of the Islamic Republic of Iran in rejecting war as a solution to any conflict. We do not consider the war in Europe to be in the interest of any European side. Rejecting any ceasefire plan in the Ukraine war by the Americans shows that America has a long-term plan to weaken Europe. (Ebrahim Raisi, ex presidente de Irán, el 19 de septiembre de 2023 en la 78a reunión general de las Naciones Unidas)
We seek lasting peace and security for the people of Ukraine and Russia. The Islamic Republic of Iran opposes war and emphasizes the urgent need to end military hostilities in Ukraine. We support all peaceful solutions and believe that dialogue is the only way to resolve this crisis. (Masoud Pezeshkian, actual presidente de Irán en la 79a reunión general de las Naciones Unidas en septiembre de 2024)

No obstante, desde que estallase la guerra en Gaza Moscú parece estar cerrándose puertas, por lo menos, con Israel. 

Rusia después del 7 de octubre

Antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, la relación entre Rusia e Israel había estado marcada por la necesidad compartida de limitar la influencia de Irán en Siria y por cierta simpatía entre Putin y Netanyahu.

En Siria, ambos países han mantenido un "mecanismo de desconflicto" que ha permitido a Israel atacar posiciones de las milicias pro-iraníes en Siria sin que Rusia intervenga directamente. Moscú incluso ha persuadido a Irán para que reduzca la presencia de Hezbolá cerca de la frontera sirio-israelí, como muestra de su interés en evitar una escalada con Tel Aviv.

Sin embargo, tras los ataques de Hamas, Rusia no solo se abstuvo de condenarlos , sino que también invitó a sus líderes a Moscú y se reunió con ellos en Qatar. Además, Moscú condenó públicamente la ofensiva israelí en Gaza y su postura en Naciones Unidas ha sido crítica con Israel. Estos movimientos han generado tensiones con Israel, aunque no las suficientes como para abrir una brecha entre ambos, pero sin duda dificultan seguir percibiendo su supuesta neutralidad regional.

A pesar de ello, Rusia sigue queriendo evitar una guerra amplia en Oriente Medio en la que difícilmente deberíamos esperar que tomase claro partido por nadie. De hecho ha tratado de evitarlo. En abril, cuando Israel atacó el consulado iraní en Damasco. En ese momento, Rusia urgió a ambas partes a mantener la calma, sin tomar un partido claro por Irán. Recientemente, tras el asesinato de Haniyeh en Teherán, Rusia ha mantenido una postura similar.

Para estar al tanto de las últimas novedades en Oriente Medio, os dejamos el último vídeo publicado al respecto en VisualPolitik:

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