Erdoğan ante la vuelta de Siria a la arena internacional

Siria rompe su aislamiento: ¿cómo el retorno de Assad impacta a Erdoğan en refugiados, kurdos e Irán?

Erdoğan ante la vuelta de Siria a la arena internacional

Siria ha salido de su aislamiento regional. Su participación en la pasada 32ª cumbre de la Liga Árabe en Arabia Saudita es la última prueba. Con la excepción de unos pocos (Catar, Kuwait, Marruecos y Yemen), la mayoría de los miembros de la Liga Árabe han asumido que Bashar al-Ássad continuará al mando en Siria, y que la normalización de las relaciones con este país es no sólo una necesidad sino que además les puede beneficiar. Aunque Turquía no es miembro de la Liga Árabe, su papel activo en la guerra civil siria y su creciente relevancia en Oriente Medio hacen que el retorno de Assad sea un asunto de interés para ellos.

¿Cuáles son los desafíos que plantea el regreso de Siria bajo el liderazgo de Assad en el ámbito internacional para Erdoğan y cómo puede sacar partido de esta situación?

  • Gestionar la vuelta de los refugiados sirios que viven en Turquía. Con 3,2 millones de refugiados sirios en suelo turco, es el país con mayor cantidad de refugiados sirios. Su presencia genera incomodidad entre la población turca (fue uno de los temas clave de la pasada campaña electoral) y Erdoğan se ha comprometido a solucionar esta situación. 

El problema es que muchos sirios no desean regresar y que Erdoğan necesita la cooperación de Assad para coordinar la vuelta de los refugiados. Sin embargo, Assad actualmente tiene otras prioridades, como la retirada de las fuerzas extranjeras que aún permanecen en suelo sirio. Además, Assad desea que su gobierno supervise y se beneficie de la repatriación de los refugiados. 

  • Retirar las tropas turcas del norte de Siria. Desde la entrada de su ejército en Siria en agosto de 2016, Turquía ha consolidado su control sobre varias zonas del norte de Siria. Allí, proporciona servicios públicos e incluso está construyendo viviendas para facilitar el regreso de los refugiados. Además, muchas de las transacciones económicas de esa zona se realizan utilizando la lira turca. Por su parte, Assad, con el apoyo de Rusia e Irán, ha logrado recuperar gran parte del territorio sirio y exige que Erdoğan retire sus tropas del norte de Siria como condición para normalizar las relaciones entre ambos países.
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La retirada de las fuerzas turcas del norte de Siria supondría, sin duda, un alivio económico para Turquía, así como una mejora en su popularidad. Sin embargo, la retirada podría incentivar a más sirios a buscar refugio en Turquía, temiendo las consecuencias de que Assad retome el control del noroeste del país.

  • Al-Ássad y Erdoğan se necesitan para contener a los kurdos, su enemigo común. Éstos han establecido una región semiautónoma en el norte del país, conocida como Rojava, como resultado de su lucha contra el Estado Islámico. Sus líderes desean mantener un cierto grado de autonomía, mientras que Al-Ássad busca recuperar el control total del país. En este contexto, la eventual colaboración de las fuerzas turcas podría resultar de gran utilidad, ya que las fuerzas sirias no podrían enfrentar por sí solas a las milicias kurdas respaldadas por Estados Unidos, en caso de que no se alcance un acuerdo entre estas últimas y Damasco.

Turquía también ha combatido a las milicias kurdas con vínculos con su archienemigo, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, arrebatándoles pequeñas partes de Rojava. Ankara teme que la autonomía kurda en el norte de Siria pueda estimular movimientos secesionistas en las áreas de mayoría kurda. Esto pondría en peligro la integridad territorial de varias zonas kurdas.

Aquí os contamos cómo cayó el Estado Islámico: 

  • Contrarrestar la influencia iraní en Siria y la región es un objetivo clave para Turquía, que busca desempeñar un papel más destacado en el Cáucaso y Oriente Medio. En este sentido, ha intensificado sus operaciones militares contra los kurdos en Iraq, ha participado en la guerra civil de Siria y en la de Libia, y ha intervenido en la disputa entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj. Pero Irán se interpone en su camino. El vacío de poder dejado por Estados Unidos en Oriente Medio, y en particular en Siria, que no figura entre sus principales prioridades, junto con la debilidad de Rusia, que está ocupada en Ucrania, han brindado a Irán una oportunidad que no ha desaprovechado. El régimen de los Ayatollah se ha fortalecido en Siria, un elemento estratégico vital en su lucha por influir en la región y oponerse a Israel. Siria es su principal socio comercial y respalda el gobierno de Al-Ássad, compartiendo su anti-americanismo.

Irán representa una segunda amenaza para Erdoğan. El control iraní de la frontera entre Siria e Iraq a través de milicias chiíes y kurdas plantea un desafío a la seguridad nacional de Turquía. Normalizar relaciones con su vecino podría permitirle debilitar la presencia iraní.

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