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Adoptar el Bitcoin como moneda de curso legal puede no ser una buena idea
Desde el día 7 de septiembre de 2021 el Bitcoin es la moneda de curso legal, junto con el dólar norteamericano, en El Salvador. Y, desde abril de 2022, también en un desconocido país subsahariano, la República Centroafricana. ¿Cuál ha sido su experiencia? En NotNews te lo contamos.
El Salvador, junto con Ecuador y Panamá, utiliza desde el año 2001 el dólar norteamericano como divisa legal. La dolarización redujo la inflación y mejoró la estabilidad financiera del país. Pese a ello, el gobierno de Nayib Bukele decidió adoptar el Bitcoin para, supuestamente, recortar el coste de las remesas, mejorar la inclusión financiera (sólo un tercio de salvadoreños tenía una cuenta bancaria en 2017) y atraer inversión extranjera.
En enero de 2022, el Fondo Monetario Internacional alertó de los posibles peligros que tenía esta medida. Pese a ello, El Salvador hizo caso omiso de todas las advertencias. Hoy, más de un año después de esta controvertida decisión, el balance no es muy bueno.
Si nos fijamos en la adopción de Bitcoin, según una encuesta publicada por el National Bureau of Economic Research de Estados Unidos, sólo un 68% de los usuarios potenciales dicen conocer Chivo, el “monedero” virtual creado por el gobierno para usar los Bitcoins en el país. Además, de los que conocen la app, sólo el 78% han tratado de descargarla, mayoritariamente por al bonus de 30 dólares que se entrega a cada ciudadano con la app - un importe que se corresponde, aproximadamente, al salario diario promedio del país. En cualquier caso, de estos, apenas el 20% ha seguido utilizándola. En total, el 86% de las pymes de El Salvador reporta no haber hecho ninguna venta empleando Bitcoin. Para colmo, los propios datos del banco central muestran que durante el 2022 menos del 2% de las remesas recibidas se enviaron vía monederos digitales. La adopción del Bitcoin parece, por tanto, un claro fracaso.
Peso eso no es todo. Bukele adquirió más de 100 millones de dólares en Bitcoin como “reserva de valor” cuando el precio de la criptodivisa estaba en uno de sus momentos más altos. Hoy el valor de esos fondos públicos no llega a los 50 millones. Asimismo tenemos que tener cuenta el coste de los 30 dólares de incentivo por usuario para descargar la App y la creación de un fondo de 150 millones de dólares para respaldar las conversiones de Bitcoin-dólar. En total, el gobierno salvadoreño ya se habría gastado cerca de 375 millones de dólares en su proyecto estrella. Un proyecto que parece estar cumpliendo con la profecía del FMI: coste y riesgos elevados para un resultado fallido.
Y todo eso por no hablar de la enorme cantidad de fallos de seguridad y errores técnicos en la aplicación, lo que ha obligado al gobierno a tener que contratar a AlphaPoint, una empresa tecnológica norteamericana, para poder solucionarlos.
Visto lo visto, todo apunta a que el proyecto estrella de Bukele podría estar a punto de estrellarse.
Hasta la adopción del Bitcoin, la República Centroafricana (RCA) tenía una moneda propia compartida con las otras excolonias francesas del continente, el franco CFA, introducido en 1945.
Si El Salvador partía de una situación que no favorecía la adopción de esta criptodivisa, la del país centroafricano es todavía peor. RCA es el segundo país más pobre del planeta y un territorio muy conflictivo que lleva sumido en una cruenta guerra civil desde el año 2013. Hablamos, básicamente, un Estado fallido con unas cuentas públicas desastrosas y donde una parte importante de sus recursos naturales se exportan ilegalmente.
Pese a todas estas circunstancias, este país se quiso sumar a la moda del Bitcoin. En palabras del presidente centroafricano, adoptar el Bitcoin como moneda de curso legal supondrá “una revolución que reposicionará la economía, mejorará las perspectivas y cambiará el destino de los ciudadanos”. Claro que algunos analistas ven otros motivos detrás de esta decisión. Concretamente, apuntan a que el Bitcoin es una forma de debilitar la supervisión de Francia sobre la moneda nacional, así como de una señal de aproximación a Rusia. Al fin y al cabo, Rusia ha estado apoyando al gobierno de la RCA en su lucha contra los rebeldes a través del grupo de mercenarios Wagner.
Por supuesto, el contexto no parece el mejor: sólo 1 de cada 20 centroafricanos tiene cuenta bancaria, 1 de cada 10 tiene acceso a internet y apenas el 15% de la población tiene electricidad. Además, el país no tiene ni la energía necesaria para minar Bitcoin, ni las reservas suficientes como para invertir en su compra.
En cualquier caso, de momento el proyecto está paralizado. A finales de abril de 2022, el presidente del Banco de los Estados de África Central (BEAC) - los países que comparten el franco CFA - emitió un comunicado en el que declaraba "nula e inválida" la nueva ley de la RCA sobre criptomonedas, por violar los principios del bloque regional. En concreto, el BEAC tiene “el privilegio exclusivo de emitir moneda en el territorio de cada Estado miembro de la Unión Monetaria” (artículo 21 del Convenio por el que se rige la Unión Monetaria de África Central).
Ante semejante panorama, el pasado 26 de julio, el gobierno de la RCA tuvo que congelar la aplicación de la ley para la adopción del Bitcoin como moneda cooficial. La iniciativa estará congelada al menos hasta que el BEAC emita una normativa para las criptodivisas a través de la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC).